En contabilidad, esa historia se escribe en los asientos contables que reflejan cada transacción: compras, ventas, ingresos o pagos. Cada asiento es como una página de un libro que cuenta qué pasó con el dinero de la empresa.
Si no cuadra, algo anda mal. Es la ley fundamental.
Usa las cuentas apropiadas según tu plan contable.
Registra exactamente lo que pasó, sin aproximaciones.
Por cada transacción, un registro completo y detallado.
Del movimiento real, no del día que lo registras.